Los sefardíes, descendientes de los judíos expulsados de España en 1492, no han olvidado el castellano de sus antepasados. Lo siguen hablando y a él han incorporado 'préstamos' de los idiomas de los diferentes países del exilio.
A este español de los siglos XIV y XV se han ido sumando palabras del turco, portugués, hebreo, francés, árabe o italiano. La lengua ha evolucionado y la verdad es que lucha para sobrevivir.
Se calcula que 150.000 personas pueden expresarse en ladino en el mundo. En general, el judeoespañol es hablado en el seno de pequeñas comunidades sefardíes, sobre todo por personas de edad avanzada.En Israel se estima que hay alrededor de 100.000 hablantes de ladino, con mayor o menor dominio de la lengua.
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