sábado, 23 de noviembre de 2013

Ortografía

Esta es de Argentina, pero igual podría ser de cualquier sitio. No solo a los adolescentes les importa bastante poco la ortografía: con darse un paseo por nuestras aulas y ver cómo escriben muchos maestros y profesores...

Ea.

El enlace está aquí


Judeo-español

El judeoespañol: una lengua que lucha por
sobrevivir

Aquí el 

enlace

Lopezdebega

LOPEZDEBEGA

    Ayer volví a sufrir una pesadilla: soñé que estaba corrigiendo ejercicios de la segunda evaluación. Se trataba de una prueba objetiva, antes llamada examen, sobre Don Quijote. La rutina de costumbre: aciertos, desconciertos, poca variación con lo ya observado en el aula. Pero allí estaba, aguardando para ponerme a prueba, el trabajo de cierto alumno, cuyo rendimiento a lo largo del trimestre aún no me había permitido formarme una idea cabal acerca de sus méritos.
    Había yo planteado la primera cuestión, antes llamada pregunta, en los siguientes términos: Escribe el nombre del autor de Don Quijote. Me pareció un comienzo satisfactorio, suficiente para que fuesen entrando en calor y ganando en confianza mis educandos, antes de interrogarlos sobre arduas figuras textuales. Pero allí estaba, acechándome como el guarda al furtivo, la tremenda respuesta de mi alumno: Lopezdebega. No lo dudé un instante: taché la contestación y escribí “MD” en el margen, con trazo firme. Todo el mundo sabe que Don Quijote es obra de Cervantes. Además, escribir, Lope de Vega de aquella forma que el chaval lo había escrito mostraba un absoluto desconocimiento de lo más elemental de la Literatura y aún de la Ortografía.
    Pero, entre las brumas de mi pesadilla, vi cómo sobrevolaban mi cabeza, BOEs, Disposiciones Transitorias del Ministerio, Circulares, Recomendaciones del Gabinete de Orientación, Actas de la Comisión de Coordinación Pedagógica, Amenazas de la Asociación de Padres... y comencé a dudar. El alumno parecía errar el concepto, sí. Pero eso de que Cervantes escribió el Quijote no deja de ser un acuerdo transitorio entre académicos y otros estudiosos. ¿Acaso sabemos con exactitud cuántas de las obras atribuidas a Shakespeare le pertenecen a ciencia cierta? ¿Existió Homero con carne de mortal? ¿Era Cervantes judío o bujarrón? ¿Sabemos siquiera qué día nació? ¿Qué sorpresas no nos depararán futuros estudios cervantinos? De modo que, ojo, no deduzcamos, así por las buenas, que el muchacho yerra en el apartado conceptual. Y mucho en el procedimental: el alumno contestó a la pregunta, escribió, incluso tuvo que leer o, al menos, escuchar en clase para llegar a la conclusión Lopezdebega. Es más: Lope de Vega y Cervantes fueron coetáneos, lo cual demuestra el poder asociativo del chaval respecto de los periodos históricos. No hablemos de ortografía: bien sabido es que el propio Cervantes llegó a firmar Cerbantes. Y ya la voz de García Márquez en la tinieblas de mi pesadilla: “No a la ortografíaaaa...!” Ni hablemos tampoco del terreno actitudinal: aquel chico había asistido al examen, se había sentado al pupitre, no me había insultado, ni siquiera mirado con repugnancia. ¿No revela tal comportamiento una disposición positiva ante el mundo de la educación? ¿Acaso debería medirlo por el mismo rasero que a aquellos que acuden a mis enseñanzas bajo el efecto de alcoholes o psicotrópicos, o que no acuden, incluso, prefiriéndome en favor de las máquinas tragaperras y el naipe?
    Taché el “MD” y escribí al lado “Suficiente”. Pero de las oscuridades somnolientes surgían de nuevo Resúmenes de las Sesiones del Consejo Escolar, Emanaciones Dispositivas de la Jefatura de Departamento, Conminaciones de la Inspección de Enseñanza Secundaria, Contenidos Mínimos, Adaptaciones Curriculares... y seguí dudando. ¿A qué abismos abyectos se vería abocado mi alumno con tan exigua calificación? ¿No engendraría en él acaso un odio cerval a la literatura, capaz de arrojarle en brazos de la desobediencia a los mayores, el desprecio a las instituciones y quién sabe si al crimen? ¿Cuántas horas no habría invertido en el estudio del barroco, privándose de esparcimientos deportivos o del cultivo del amor adolescente? Taché de nuevo y escribí: “Notable”. Lopezdebega, notable. Un sueño reparador siguió a la pesadilla. Había cumplido con mi deber docente.
                                             Francisco García Pérez.
                                  Publicado en La nueva España.
                                                               9-4-1998.

Lorca / Marea



jueves, 7 de noviembre de 2013

Poncho K: Visión particular de una poesía de M.Hernández

Un carnívoro cuchillo, por Poncho K.





http://www.youtube.com/v/_OkJlAqIUI8?autohide=1&version=3&feature=share&showinfo=1&autohide=1&attribution_tag=5pequy2Yn1GRDeANyhCP3w&autoplay=1

A.M.D.G.

El PP enmienda la ley Wert para resarcir a los colegios del Opus

La medida, promovida por UPN, beneficiará a 12 centros concertados de Andalucía y a dos de Asturias



Uno está harto de oír a determinados empresarios (algunos de ellos dedicados también a la política) criticar y denostar lo público... pero llenarse los bolsillos con dinero de todos. Ahora el gobierno garantiza el concierto educativo a colegios del opus . Dinero público a la mayor gloria de dios. O de sus representantes en la educación privada.

La noticia entera, en este enlace

domingo, 3 de noviembre de 2013

Un buen artículo sobre la situación de la educación

Como todo, los datos siempre son manipulables. Y eso es lo que hacen tanto el gobierno como sus voceros con los de la educación.

El artículo completo, aquí

viernes, 1 de noviembre de 2013

primera entrada

Portada última edición

Nunca había dado clase regular con grupos de 1º de eso pero este año, por aquello de la "optimización" de recursos, el invento de los "medios horarios" y una serie de reajustes económico-burocráticos de principio de curso, me vi cambiando una Literatura Universal con alumnos de 17 años por una Lengua y Literatura de 1º de eso con alumnos de 12.

Resumiendo: he pasado de leer a Sófocles, de Troyes, Shakespeare, Hugo o Saramago a leer novelas como El cementerio de los ingleses, de José Mª Mendiola.

El caso es que esta novela lleva ya leyéndose en mi Departamento unos cuantos cursos, y que a los alumnos les gusta (sin apasionarlos, pero les gusta), pero a mí... No sé. Creo que no mucho.

 Más que una novela es un relato largo en el que se nos entretejen dos historias en dos planos temporales diferentes, con narradores diferentes, y con contactos entre ellas cogidos con alfileres. 
Los personajes no evolucionan, ni siquiera se llegan a desarrollar las características que se convierten en esenciales en los capítulos de presentación. Pasan del plano real a lo fantástico sin transición, sin explicación y sin asombro del resto de personajes (una niña inglesa de doce o trece años que habla perfectamente español porque lo ha estudiado -con un léxico y unas construcciones que ya quisieran los hablantes maternos- y que además lo habla con sus padres cuando se comunica con ellos por teléfono ¡aunque estos estén en Inglaterra!- resulta ser una médium de primera pero ello no llama la atención prácticamente del otro personaje principal, de quien apenas sabemos que es tan tímido que no tiene amigos pero que no llega a mostrar esa timidez -más bien todo lo contrario- en toda la novela); a la historia "inserta" le ocurre tres cuartos de lo mismo; el personaje del bibliotecario sufre alteraciones que lo llevan de ser un taimado embustero al amigo más fiel...

En estas fechas mis alumnos están leyéndola en casa. Dentro de unos días les preguntaré su opinión. Ya sé que no es una novela  dirigida a lectores de mi edad, sino a lectores de la suya. Por eso no puedo entender qué es lo que les gusta de ella. Pero hasta ahora, durante varios cursos, ellos insisten en que les gusta. Veremos qué razones dan los de esta promoción.